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miércoles, 2 de enero de 2019

Hechizo de obediencia y de dominio

Los hechizos de dominio son rituales de hechicería que se crean para conseguir el control sobre otro individuo o tener poder sobre ellos. Este tipo de hechizos puede estar justificados desde tu propia persona dependiendo de las finalidades que te propongas. Los hechizos de dominio casero son rituales necesarios para los que practican la hechicería. Vamos hacia la verdad y mostremos casos moralmente aceptados: una persona que se porta muy bien con los demás y es muy amable, será más propensa a un abuso y es por ello que en este caso el trabajo del dominio es necesario. Por ejemplo, en un ambiente de trabajo hostil en el que el jefe ejerza un poder excedido, cuando se quiere controlar a un enemigo, un marido infiel o una pareja que no trata bien a los niños de su cónyuge. Ten en cuenta, que puedes tener mejores resultados si “matas con amabilidad” en vez de decidirte por la dominación a la fuerza. Para qué sirve Este ritual sirve para conseguir que el hombre vaya a ti, te obedezca y se sienta dominado. También podrás hacerlo sobre una mujer.
Necesitarás la siguiente lista de cosas para realizarlo:
Alguna pertenencia de la persona amada.
Una cuchara de plata
Pañuelo de papel.
Aceite de canela o sándalo.
Una pertenencia tuya.
Cómo se hace este hechizo de obediencia
Dirígete al patio trasero de tu casa o al lavadero. Dirígete a la dirección en la que vive tu hombre. Siéntate y piensa en él. Luego hazte una imagen del amado volviéndose obediente, dejando de lado sus otros caminos y sintiéndose dominado. Haz un hoyo en el suelo que tenga al menos 3 centímetros de hondura. Guarda los objetos personales tuyos y de el en el papel y continua mirando su dominio. Repite para ti su nombre y las palabras: A qui va su nombre.  me obedeces”, “Haces lo que te mando”.
Pon el papel dentro del hoyo. Tapa e hoyo y párate encima de el a espaldas de la dirección de tu hombre. Piensa que esa persona se encuentra detrás de ti, y de nuevo repite las palabras anteriores.
Trata de que tus huellas se queden en el sitio y luego deja caer un poco de aceite en las huellas. Echas gotas en cantidad impares. 3, 7, 9, pero nunca cinco. Repite su nombre y luego pronuncia alto:
“¿te queda claro?’” “¡Tú serás mío ahora!” “¡Ven y haz lo que te ordene!”
Ten en cuenta, que ahora tú eres la que tienes el mando. Piensa en ti como su dueña.
Acaba diciendo: A qui v su nombre.“Yo tengo tu dominio, yo lo tengo…”
Aquí acaba este ritual de dominio casero, seguramente consigas dominar al hombre de tu vida.

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